Esta mañana conversábamos sobre ARCO mi compañero y amigo Fernando Carmona y yo, quien siempre me pone al tanto de la actualidad artística, expositiva y museística. Me mostraba las tendencias que están triunfando estos días en Madrid, especialmente asombrado por una de esas casualidades imposibles que a final del texto compartimos.
¿Te acuerdas cuando hace unos años veíamos una obra y exclamábamos con asombro: «¡Esto está hecho con Inteligencia Artificial!»? Nos decíamos y, sin dudarlo, sabíamos que estábamos ante un camino inevitable.
Pues bien, querido lector, ha llegado el momento de asumirlo: ya no es noticia. Sí, lo hemos aceptado, hemos pasado el duelo, y aquí seguimos, conviviendo con algoritmos que crean, pintan y componen, a menudo mejor que nosotros. ¿Le ves sentido a seguir escandalizándonos por algo que ya forma parte natural de nuestro paisaje artístico?
Lo realmente curioso, o quizá irónico, es la hipocresía que rodea este debate. Nos escandalizamos porque la IA "roba" estilos, técnicas o influencias de otros artistas para crear algo nuevo. Pero, ¿acaso no ha sido siempre así? Pablo Picasso, que algo sabía del tema, lo dejó clarito: «Los buenos artistas copian, los grandes artistas roban». Y si miras un poquito la historia del arte, verás que siempre hemos reciclado, reinterpretado y, sí, robado descaradamente. Entonces, ¿cuál es exactamente nuestro problema con la IA?
«Los buenos artistas copian, los grandes artistas roban». Pablo Picasso
Estos días se celebra una nueva edición de ARCO en Madrid, esa feria fascinante y controvertida a partes iguales. Galerías, coleccionistas, críticos... todos reunidos con cara de póker frente a una presencia incómoda pero inevitable: la IA.
Precisamente, una de las obras que más revuelo está generando es la del cubano Yasiel Elizaragay. Resulta imposible verla sin recordar la pionera iniciativa de Kripties en 2022 con Transarte, especialmente con el proyecto comisariado por Fernando Carmona Torralba y las creaciones de nuestro querido Bruno Vázquez. Juzga tú mismo y pregúntate por qué algunos llegan a las portadas mientras otros quedan en la sombra. ¿Es cuestión de talento o seguimos atrapados en filtros politizados, favoritismos, y carencias de un auténtico mecenazgo?


Fotografía: Juan Esteban.
Claro, podemos culpar a la IA de muchos males, pero, sinceramente, ojalá pudiera acabar con los verdaderos vicios del mercado del arte: intrusismo, incompetencia, desconocimiento, oportunismo… ¿No sería genial que una máquina pudiera filtrarnos lo genuino de lo meramente comercial o politizado?
Por otro lado, reivindicar hoy lo "hecho por humanos" parece un sinsentido romántico. Mira, en la facultad de Bellas Artes aprendí a fabricar mis pinturas con pigmentos y aglutinantes naturales. Pero, ¿conoces a algún artista contemporáneo que se ponga a machacar pigmentos y mezclarlos con aceite de linaza? Yo tampoco. Todos usamos pinturas fabricadas por máquinas, lienzos industriales y herramientas digitales en mayor o menor medida. Defender lo «hecho exclusivamente por humanos» es ignorar la realidad o caer directamente en el miedo y el proteccionismo. ¿No será hora ya de admitir lo evidente y dejar atrás esos prejuicios?
Al final, lo importante es la conexión que establecemos con la obra. Como escribí hace poco, la verdadera esencia del arte está en esa emoción, en esa sacudida que nos conmueve y nos hace imaginar más allá de la técnica o del medio. Mi padre, sordomudo y apasionado del cine, me enseñó que la auténtica magia del arte sucede cuando logra tocarnos dentro, no cuando nos obsesionamos con cómo o quién lo creó.
El arte siempre ha reflejado su tiempo. Hoy nos ha tocado vivir rodeados de algoritmos y máquinas inteligentes, y eso es precisamente lo que reflejamos. ¿Por qué tanto miedo? ¿De verdad creemos que podemos trazar una línea clara entre lo humano y lo artificial sin caer en la hipocresía y el miedo?
Quizá sea hora de dejar los prejuicios a un lado y abrirnos a lo que viene, porque, al fin y al cabo, el arte siempre seguirá siendo un robo maravilloso, una apropiación continua y hermosa de todo lo que nos rodea. ¿No te parece?
Ahora te toca a ti: ¿qué opinas de este eterno debate sobre la IA y la autenticidad del arte? Cuéntanoslo en los comentarios.